el scroll para
Aqui un enlace
HREF="https://img.webme.com/pic/e/entreespuelasyguitarras/_previmg.png">
   
  Entre espuelas y Guitarras
  Platería Rural & Criolla
 

Platería Rural & Criolla

Autor Alfredo Alberto Carbano

 

 Elementos de Uso Diario

 Desarrollo Historiado             

F&FJoyeros

Distintos tipos de mates

Mate de calabaza con boca ancha

 

Mate con Base

 

 

Tradicional Chifle de Gaucho

Vaso y Chifles

Combinado en Plata y Cuerno

Chifle y compaces que pertenecieran al Gral San Martin

Juego de Chifles del Gral. San Martín

 

 

Cinto clasico de Gaucho combinado en plata y oro

Modelos de Cintos Gauchos

 

Cinto en cuero, plata y oro

 

 

Rastra combinada, modelo Uruguayo

Modelos de Rastras Gauchas

Rastra con monedas Uruguayas

Rastras con escudos y monedas

Rastra en plata

 

 

 

 

Abajo un típico yesquero gaucho en plata

Yesquero en plata

 

 

 

Boleadoras en Tiento, Marfil y Plata

Boleadoras en cuero, marfil y plata

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desjarretador Gaucho

Desjarretador para animales cimarrones

 

 

 

 

 

 

Trabuco de Campaña

Antiguo trabuco naranjero

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Abajo el tradicional lazo gaucho

Lazo tradicional en cuero trenzado

 

 

 

Abajo vista de distintos verijeros en plata

verijeros clasicos en plata

verijeros en plata y asta

verijero con empuñadura de plata cincelada

verijero en plata y cuero

verijero combinado en plata, oro y cuero

verijero en plata 900

modelos de facones, y chifles

 

Modelos de Espuelas y Nazarenas

Espuelas coloniales en plata y oro Argentinas

Espuelas combinadas en plata y oro

Abajo las típicas Nazarenas de plata

Espuelas coloniales en plata

 

 

Modelos de Arreadores y Rebenques

Arreadores Gauchos

 

Modelo de Rebenque

Rebenque combinado en plata y cuero

 

 

Distintos aperos y recados en plata de ley

Recado y aperos

 

Aperos

Aperos

Aperos

Aperos

 

estribo.jpg (27793 bytes)

 

 

Bronce Gaucho

 

El Mate

 

El conocimiento del mate lo debieron los conquistadores a los indios  guaraníes como ocurrió con otras plantas de origen americano como la papa, cacao, maíz, tabaco y mandioca. Al principio  los españoles creyeron que los indios bebían la infusión de una hierba y de ahí proviene el nombre "yerba" que le otorgaron, cuando en realidad son hojas de un árbol cuya denominación científica es "Ilex Paraguariensis", y fueron los Jesuitas en sus establecimientos misioneros de catequización  quienes comenzaron a cultivar los árboles de "yerba mate", que sólo crecían naturales en la selva.

 

Desde mediados del siglo XVI en toda la región platense y el Virreinato del Perú, se desarrolló un activo consumo de la entonces llamada "hierba del Paraguay", que se convirtió prontamente en una telúrica bebida nacional en gran parte de nuestro territorio, y desde finales del siglo XVII se extendió su uso, consumo y costumbre a todo nuestro país.

 

El recipiente natural para preparar la infusión era el fruto seco de la calabaza común  y las técnicas de decoración utilizadas para  éste recipiente eran simples pirograbados y burilados a mano, que ya eran conocidos desde tiempos precolombinos por los indios nativos. Diferente es el caso de la bombilla utilizada para succionar el líquido, esta se trata de una creación colonial criolla. Los mates de plata se realizaban al comienzo, imitando los formatos de las calabazas naturales, pero pronto adoptaron las formas similares de los objetos destinados a la liturgia, como ocurrió con los famosos mates "de cáliz" que tanta difusión tuvieron en nuestro medio. Las primitivas calderitas de nuestros gauchos, fueron en realidad antiguas chocolateras españolas de cobre batido que nuestro hombre de campo llevaba atada a la barriguera de la cincha de su caballo.

Yerberas y azucareras también se realizaron prontamente en plata para las vajillas más delicadas de nuestra gente, tanto de campo como de ciudad.

Chifle y Vasos

 

El chifle y el vaso fueron de uso común entre vaqueros y gauchos, troperos, bomberos y carreros en nuestro campo, que los llevaban de a caballo sobre sí o en el recado. El chifle, es un cuerno vacuno de buen tamaño con su fondo y tapón, que servía para transportar líquidos, a veces agua, pero generalmente aguardiente en cualquiera de las formas conocidas y comunes en nuestra campaña, además de otras bebidas tradicionales coma la caña y ginebra.

 

El vaso en cambio como lo indica su nombre, era un recipiente menor también realizado en guampa  y usado para tomar agua mediante una soga de tiento que se arrojaba sin bajarse del caballo, al centro de las corrientes de agua a efectos de obtenerla fresca y pura lo que no es posible si se la recoge de las orillas. Tanto los chifles como los vasos o chambaos fueron adornados con virolas y soajes de plata, en muchos casos muy labrados y cincelados así como sus tapones que se realizaron enteramente de plata y de plata se cubrió su fondo llegándose a fabricar  todos en plata batida.

 

Normalmente unos y otros fueron adornaron con relieves y grabados hechos en la propia guampa con hermosos burilados, algunos de alto contenido simbólico o anecdótico, resultando más notable aún que en los mates, ya que tanto divisas partidarias, el escudo nacional, episodios de la épica local, escenas campesinas  o simples imágenes de animales autóctonos fueron insertos en sus cuerpos algunos de ellos de auténtica belleza artesanal.

El Cinto Gaucho

 

Sobre el cinto o "tirador" podemos decir que se utilizo a modo de adorno pero también como protección metálica de las cuchilladas, ademas de  manera práctica y segura de llevar el gaucho su pequeño capital en efectivo.  Imitando artefactos culturales muy antiguos entre los pueblos del Mediterráneo oriental y del norte de África (moros y árabes), se cosieron soldándoles a los efectos un eslabón, monedas de plata de las que circulaban en la región, patacones o sus submúltiplos ya fueran de cuño español y luego boliviano, argentino, peruano o chileno y también uruguayo. Otras monedas, para el caso de mayor tamaño, se utilizaron como cierres del propio cinto.

 

Esta usanza de nuestros gauchos y paisanos, dio origen en Europa a una verdadera industria como ocurrió con los mates, los ponchos y prendas del recado, a partir de la tercera década del pasado siglo. 

 

Los llamados "botones gauchescos", fábricas de quincallería y de botones militares, tomaron como modelo los formatos y cuños de monedas de circulación sudamericana y empezaron a fabricar en serie botones de latón o bronce, plateados o no, a los que se otorgo  aquella denominación.

Como antes dijimos, monedas pareadas mediante una cadenilla o un largo eslabón o una S de plata, o simplemente con tiento o tirilla de cuero sobado, se usaron como cierre delantero de los particulares cintos de nuestra gente campera.

Posteriormente, los plateros realizaron empuñaduras de cuchillos y rebenques con parte de los aperos, con los mates  y las espuelas, comenzaron a confeccionar dichos cierres conocidos como "rastras" debido a su forma, con grandes centros con escudos, iniciales y figuras, que se abrochaban al cinto mediante monedas o botones.

El cinto de nuestra gente rural, changadores, gauderios, gauchos, hacendados y peones, tiene como casi todas las prendas de uso, su origen en el viejo mundo. Los egipcios, persas y también los griegos usaron para la guerra o los combates personales anchos cintos de cuero tachonados con chapas metálicas y cerrados o bien abrochados al frente con grandes rodetes o chapas de metal labrado.

Tenía este tipo de formatos el objetivo especial  de proteger la zona blanda abdominal de los golpes punzantes con armas blancas.

Posteriormente, con el uso de las primitivas armas de fuego a percusión, se hizo necesario que el soldado llevase consigo balas de hierro o plomo, recortes de metralla, piedras y pedernales de repuesto., para lo cual se hizo igualmente necesario dotar a estos cintos de amplios bolsillos adosados o formando parte del propio cinturón, que más que simple elemento de sujeción pasó a formar parte de su equipo de campaña.

Ya nos hallamos frente a los denominados "cintos de tirador" que fueron traídos a nuestra  tierra por los soldados de la conquista. En esta etapa y con el correr de los tiempos se fueron definiendo en diversas formas y gustos, con bordados, monedas cosidas, esterillados de tiento, mostacilla y tela aplicada entre otros.

 

El Yesquero

El primitivo yesquero era un recipiente para contener la yesca destinada para hacer fuego, se trataba de  una punta de cuerno con una pequeña tapita de cuero. También se los hizo de madera y de mate o calabaza y con la mayor de las frecuencias se utilizaba la cola seca de una mulita o tatú carreta, dado que que estos animales formaban parte de la dieta diaria del hombre de campo.

 

Por lujo se le agregaron virolas y tapas de plata, como las cadenillas que servían para mantener unidos al yesquero u hornillo, el pedernal o piedra de chispa (un trozo de sílice especial) y  eslabón necesario para percutirlo (trozo de hierro o acero). Nuestros gauchos llamaban los avíos de fumar al conjunto de elementos que les servían a tal fin, naco de tabaco, chala para armar el cigarro y el yesquero, todo lo que se metía y portaba normalmente en el interior de una bolsa de cuero hecha del cogote de avestruz llamada "chuspa".

Las Boleadoras

 

La boleadora es herencia cultural que las tribus autóctonas de la región platense le dejan al gaucho, los españoles desconocían totalmente su uso al iniciar la conquista.

De entre todos los utensilios de caza y/o armas utilizadas por el gaucho, ninguno más característico, más diferencial y propio que la boleadora. Junto con el chiripá, la bota de potro y el poncho, constituyen los cuatro ángulos más salientes de su personalidad exterior. Consisten en tres pesas de forma esférica o piriformes, generalmente de piedra (piedras indias, cantos rodados), pero también de madera dura, hierro, plomo, y muchas veces de antiguas balas. También se realizaron en guampa moldeada y rellena de plomo; marfil y hasta mármol.  Las tres unidades se equilibran en peso y volumen, la menor llamada "manija", es la que se conserva en la mano mientras se revolean las otras dos, que en realidad su denominación correcta es "voladoras", de ahí proviene el nombre que por las deformaciones debido al uso y costumbre de nuestro gaucho adopto para siempre el termino Boleadoras.

 

Su manejo que no es nada fácil, se consideró propio de quienes eran duchos en las faenas. El gaucho las llevaba a la cintura, a veces en bandolera y otras "de gurupa" bajo los cojinillos del recado sobre la cabeza delantera. En las cacerías de avestruces así como en las grandes luchas internas, solían nuestros gauchos llevar dos y hasta tres juegos de boleadoras a modo de repuesto, ya que se trataba de un arma sumamente efectiva para derribar la cabalgadura del enemigo, dejando expuesto al jinete que golpeado y en tierra era un objetivo fácil de eliminar con la lanza, cuando no era embestido con el mismo caballo.

Desjarretador y Lanza

 

La actividad propia de los primitivos gauchos en nuestro territorio fue la caza y no la cría de los ganados. Esa cacería de vacunos cimarrones a campo abierto se hacía de a caballo y utilizando un instrumento llamado "desjarretador", originario de la ganadería extensiva ibérica, se trataba de una garrocha, es decir un palo o vara de madera de largo variable nunca menor de 2 a 2.5 metros, que en su extremo tenía una media luna de hierro con filo, con la que se cortaba el garrón o tendón de Aquiles de los animales dejándoles imposibilitados de moverse y así poder degollarlos con cierta facilidad, para luego faenarlos cuerearlos,  quitándoles el sebo y grasa. La lanza, con una chuza o moharra de forma variable fue en el siglo de las guerras patrias el arma principal de la caballería gaucha, lo que resulta lógico debido a la habilidad adquirida por el gauchaje en el uso del desjarretador, su mas cercano pariente. También eran de largo variable siendo siempre las de los jefes notoriamente mayores que las de la tropa.

Trabucos y Armas de Fuego

Los gauchos que hicieron del cuchillo un verdadero protagonista de su quehacer cultural junto al uso de la lanza y el desjarretador , repugnaban y menospreciaban el uso de las armas de fuego, de avantcarga, poco efectivas para quienes se movían siempre a la velocidad del caballo manejado con habilidad.

 

Con todo durante las correrías del contrabando de la gran frontera primero y luego en la larga sucesión de contiendas, los gauchos usaron distintas armas de fuego dado que les eran practicas solamente en los momentos de encontrarse apeados, es decir a pie, ya que un primer disparo acertado, le aseguraba un mayor posibilidad de supervivencia, y de allí proviene el famoso dicho "el que pega primero pega dos veces". 

 

Hasta la mitad del siglo casi todos los trabucos eran llamados "naranjeros" debido a su caño de bronce de boca ensanchada y de acción a chispa, sustituido luego este mecanismo por el de fulminante, mucho mas seguro.  Usaron también pistolas de uno o dos caños del tipo pedernal o de fulminante, y en el último tercio del siglo XIX las armas de retrocarga, del tipo pistolas "Lefau- cheux" y los revólveres de tambor giratorio  con cinco alvéolos de la misma marca. Ya en este siglo los Smith- Wesson de grueso calibre.

El Lazo

 

Es una herencia cultural europea que proviene del antiguo Mediterráneo. En los circos romanos existían entre los gladiadores unos guerreros llamados "Iaqueatores" o enlazadores. En todos los países de América colonizados por España, durante las faenas ganaderas, los trabajos de corral y de a caballo, se usaron distintas variedades de lazos, cinteos o reatas, a veces construidos con una fuerte soga de cáñamo y muchas otras como en nuestro caso, con una tira de cuero crudo retorcido o trenzado. Es una lazada hecha con esta soga mediante una pesada argolla de hierro o de bronce que se arroja a la cabeza o cuernos del animal desde el caballo, de allí proviene el termino enlazar. También se estilaba el tiro del lazo  sobre las manos o patas de los animales, acto que toma el nombre de mangonear o pialar, y puede realizarse tanto de a pie o montado. 

Facones y Cuchillos

El cuchillo, en nuestro hombre de campo, es tambien herencia cultural europea llegada con los primeros conquistadores al Río de la Plata

.

Más que hispánica flamenca, si nos atenemos a las características del arma y modo de portarla, en las botas, en la cintura, sobre los riñones, con el mango asomado hacia el flanco derecho.  Objeto, prenda, instrumento útil o bien arma,  esto es lo que significo para el gaucho,  quizás o no, como ningún otro de su ajuar, el cuchillo y facón representó mejor al gaucho y fue su más valioso complemento, fue una parte  de su propio ser bajo cualquiera de las formas, variedades o tipos, daga, facón, verdadero cuchillo, caronero, verijero, y otros que constituyeron su rica gama de manifestaciones y formas a través de los tiempos.

 

Imaginar a un gaucho sin su cuchillo es más difícil si cabe, que imaginarlo sin su caballo. Para él, como se ha expresado, lo fue todo;  cuchillo y tenedor para comer, mondadientes, instrumento para matar los vacunos, cuerearlos, carnearlos y sebear; para tusar el caballo o desvasarlo;  le fue útil para toda su artesanía, para hechura de tientos, trenzas, lonjeado, repujado, etc; con él cortaba los panes de tierra o los haces de paja para construir el rancho y una larga lista de utilidades imposible de enumerar en detalle, pero queda en claro que en aquella forma de vida, la estirpe que sobrevivo, lo hizo gracias a su caballo y a su cuchillo.

Las Espuelas

 

La espuela son por lo menos desde la Edad Media desde los tiempos de la Caballería, un atributo fundamental del jinete o caballero, mucho más que simple instrumento para accionar o comandar el caballo. Nuestro gaucho, sin conocer las tradiciones de la antigua caballería, con su idea tan particular de altivez y machismo armó, al igual que el gallo, sus talones con aquellos poderosos espolones de hierro o de plata, que recibieron los nombres de "chilenas", "nazarenas" y "lloronas", según distintos detalles de su forma y procedencia . Estas enormes espuelas, de gran rodaja y casi todas con poderoso rodete, no son de origen árabe o de la original escuela española de equitación, sino heredadas directamente de la caballería alemana que participó de la conquista de estas regiones en tiempos de Carlos V (Primero de España). Están formadas las espuelas por las siguientes partes a saber : el cuerpo o arco que forman las piernas; el pihuelo o pigüelo sujeto al centro del arco por medio de un redondel metálico llamado rodete, de cuyo borde superior  se sujetan las cadenillas y alzaprimas para sostener las espuelas unidas al pie y tobillo respectivamente, y en el extremo libre del pigüelo la rodaja o estrella en forma de rueda dentada con punteras afiladas que sirven para acicatear al caballo. 

El Arreador

 

El arreador es el principal entre los látigos usados por nuestro hombre de campo. Atributo de mando, su genealogía lo emparenta con los cetros, los bastones de mando, las varas de magos y las batutas. Esto distinguió sobre todo a los caudillos de los gauchos. Consta de dos partes principales, el mango pomo, cuerpo y contera, y la trenza yapa, trenza propiamente y azotera.

 

 Los hubo con el mango construido en materiales nobles como plata, ballena, maderas finas, caña, y con un estoque en su interior.

El Rebenque

 

El rebenque fue pilcha o prenda, útil de trabajo y hasta arma, que enarbolado en su mano derecha o colgando displicentemente de su muñeca fue y es inseparable de la figura de nuestros hombres de campo, desde los changadores y gauderios del siglo XVIII. a gauchos y paisanos actuales.

Existen varios tipos o clases de rebenques que son variantes unas de otras "cola de tatú", guachas, lagartos, de argolla, taleros; pero el rebenque consta en general de tres partes que son: el mango, que puede tener cabeza, pomo o argolla en su extremo superior; la manija allí sujeta, por medio de la cual se le cuelga de la muñeca y en el extremo distal, la azotera o lonja para castigar el animal.

Normalmente el cuerpo va revestido de cuero o esterillados de tientos a veces con virolas y hasta malla de plata  combinados en oro.

El Apero

 

Todos los cronistas viajeros que han recorrido el país, han coincidido en describir el apero o recado de montar de nuestros gauchos, como una complicada serie de piezas debido, sobre todo a que servía no sólo de silla, sino de cama para el jinete, de mesa y hasta de techo, en las tormentas a campo abierto.

 

En efecto, el asiento o silla estaba formado por: una o dos jergas o mantas tejidas, llamadas también sudaderas o peleros cuando eran de piel de oveja con su lana corta; una o dos caronas, cuando eran dos la primera o de abajo era de piel vacuna con su pelo y se llamaba también ijar. La otra, o cuando se trataba de una sola, era generalmente de suela hermosamente repujada y en los de más lujo con punteras de piel de jaguar. Encima iba el lomillo o basto, en realidad no una verdadera silla de montar, sino adaptación de las albardas de los asnos y mulas,  estaban hechas de suela con dos arzones o cabezales cubiertos de una chapa de metal de plata y dos bastos o chorizos rellenos de junco. A él se sujetaban por medio de una tira de suela cosida en su tercio anterior los estribos, por medio de las estriberas que también eran de suela o cuero crudo. Estos estribos fueron de las más diversas formas, pero predominaron los llamados de corona y media-corona, conocidos entre nuestra gente campera como de "campana " con sus pasadores de estribera, generalmente todo de pura plata.

 

Todas estas piezas se sujetaban al caballo con la ancha cincha encimera y barriguera, bien apretada. Sobre ella iban los pellones o cojinillos, de piel de oveja o tejidos en hilo y por último el sobre puesto, de badana o terciopelo bordado, con su sobre cincha haciendo juego, que sujetaba estas prendas al caballo de manera muy firme.

El Recado

 

Para evitar que el recado se corriera hacia atrás se usaba un petral o pechera llamado "pretal" por nuestros paisanos, y más raramente para que no se corra hacia adelante, la baticola. El preparo de cabeza del caballo del gaucho, en cualquier material que se construyera simple cuero crudo, primorosas trenzas de tiento con pasadores y argollas de plata, de canebones o mallas de plata, etc., constó siempre de la cabezada propiamente, a la que se unía el freno,  que podía o no tener bozalejo o frentera,  las riendas, siempre dos y conformadas de tres partes las yapas, el cuerpo y las azoteras.

 

 El freno de argolla o no, pesado y de patas fuertes para accionar con violencia al caballo, y como accesorios  el fiador o cogotera, un verdadero collar, y para el trabajo con más frecuencia, el bozal. Al primero se le unía el atador y al segundo el cabestro o bien "cabresto", para nuestros paisanos, todo ello a fin de sujetar al animal y atarlo.

El Gaucho

 

Se ha lanzado la idea de inmortalizar al gaucho pero nunca nada oficial hacia el verdadero hombre de campo. Ante la exigua gratitud humana debiera atraer nuestras simpatías todo lo que tienda a rehabilitarnos y dicho héroe bien merece un reconocimiento especial. Posee de sobra ese gestor de América para sobreponerse a los retaceos partidarios, su obra y sacrificio ha sido enorme,  y se yergue muy por sobre encima de las empalizadas donde se embotan nuestras pasiones bravías.  Debemos  observar  este factor medular de nuestra cultura por su aspecto más noble, alto y genuino.  Así es que fuera de lo precolombino, miramos al gaucho como la esencia de nuestras tradiciones criollas, como la valla autóctona opuesta a la conquista ideológica que subsiguió a la era de las emancipaciones políticas.

 

Es el nativo de nuestra tierra que siente la altivez de su privilegio regional y por lo tanto, se manifiesta autónomo, ya utilice  chiripá, bombacha o traje, ..ha sostenido con su sangre la libertad de América, en tanto que estas poblaciones inorgánicas se sentían apabulladas por la ola de deslumbramientos de las viejas civilizaciones, perdiendo pie en las realidades, sin acertar en ver lo propio y sometidas al dictamen de todos...A esa entidad simpática y fuerte que, como represa destinada a impedir que nos globalicemos a destajo, fundidos en lo heterogéneo abigarrado, y que como germen fecundo generó la noción individual e individualizante, debemos el supremo beneficio de ser lo que somos "libres".

Esta es la representación superior del gaucho, de ese elemento que vemos poetizado en nuestras idealizaciones habituales, en ese sentido es más que un símbolo patrio, es el símbolo de nuestra Argentina, y de toda América Latina.



Bibliografia de: http://www.joyeriayanticuaria.com.ar

 
 
instrumentos
 
 
;